La
formación del pequeño jugador.
Cada
vez más pequeños, cada vez más temprano, no sabemos donde pondremos el límite
del inicio del aprendizaje del pequeño jugador de fútbol, pero lo que si
sabemos es el cómo enseñar a ese pequeño JUGADOR, que, no olvidemos, es tan
solo eso, UN PEQUEÑO JUGADOR. El niño, desde esos tempranos inicios con un
balón como compañero, lo que pretende es eso; JUGAR y en ese sentido debemos
encaminar nuestros entrenamientos con ellos. Quizás deberíamos cambiar en esas
edades la palabra ENTRENAMIENTO por JUEGO, pero JUEGO con mayúsculas.
En
ocasiones, la perspectiva del padre y del entrenador de estos pequeños
jugadores es similar; pensar en el tema económico, el que: "nos va a
quitar de trabajar", o el del ego: "ganar, ganar y ganar, como si nos
fuese en ello la vida" para después fardar ante los otros entrenadores con
los logros realizados. Si queremos de verdad trabajar por ellos, por los niños,
por los pequeños jugadores, hacerlos disfrutar, tenemos que cambiar nuestras
miras. Abrir más nuestro campo de visión y mirar hacia el horizonte y no a
nuestro ombligo.
Al
niño hay que darle una enseñanza, una disciplina, si, pero como a un niño, que
al fin y al cabo es lo primero que es, y enseñarlo a jugar, a disfrutar con lo
que hace y a ser feliz. Esto lo conseguiremos de un modo muy sencillo: JUGANDO
CON ÉL.
Por
eso estimo que lo más oportuno es, primero, prepararnos, formarnos nosotros
mismos como EDUCADORES, como ENTRENADORES y como JUGADORES, y una vez
preparados, entonces lanzarnos a enseñarlos a jugar, a crecer progresivamente,
despacio, con una grandísima paciencia para que el niño siempre vea el
entrenamiento como un juego y esté siempre presto a ir a jugar con sus amigos.
Gran
importancia tiene el dar variedad a esos juegos, sin hacerlos demasiado
complicados, extensos en el tiempo ni con demasiadas reglas, y que, en
definitiva, el niño se habitúe a ver al balón como a un compañero más dentro de
sus juegos. Sentir las sensaciones del niño durante el juego, tomando medida
real de la duración del mismo en base a esas sensaciones y no a una
temporalización férrea, predeterminada, militar y casi matemática. Si
conseguimos esto desde esos inicios, podremos conseguir cada día más y mejores
jugadores que un día, no muy lejano, se conviertan en grandes futbolistas.
Juegos
reducidos, donde el niño esté en constante contacto con el balón, para que lo
domine, lo controle y lo haga una extensión, una prolongación de su propio cuerpo, esto, y no competir para
ganar, es lo que nos dará frutos lo realmente apetecibles que recoger en un
futuro, porque... serán frutos que el propio niño recoja.
Kike Caballero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Si te apetece, comenta el artículo. Nos ayudarás a mejorar.